Escribo hoy, 5 de Noviembre, festividad de Santa Isabel, una vez que ya han pasado la feria y fiestas de mi pueblo y, por fin, hemos cambiado las caretas absurdas del "jalogüin" por los anuncios constantes en televisión de juguetes y perfumes, salpicados eso sí, por anuncios electorales. Y de eso precisamente es de lo que quiero hablar, de la campaña electoral.
Reconozco que hace unos días estuve tentado de hacerlo sobre el famoso "jalogüin", pero luego pensé que era darle demasiada importancia a la tontería importada de los usa. Pero permítanme, al menos, una puntualización: ya que tenemos que aguantar a estúpidos disfrazados sin miedo a hacer el ridículo y a niños insoportables llamando a nuestras casas, soltándonos la mamarrachez del truco o trato, por lo menos que lo hagan bien. "Jalogüin" no es la noche del 31 de octubre, sino la noche del día 1 de noviembre. ¡A ver si nos enteramos y, aunque sea horrendo, al menos lo hacemos bien!
Hecho este inciso, retomo el tema de hoy que, como ya he anunciado anteriormente, es la campaña electoral, que bien podía ser llamada perfectamente como el "vamos a contar mentiras". Porque es conocido por todos que los programas electorales difícilmente son cumplidos: unas veces porque se pasan en su densidad haciendo que sea imposible cumplir todo lo prometido en cuatro años; otras veces porque no hay presupuesto para lo prometido -a partir del 20-N, ésto lo vamos a ver mucho-; y otras simplemente porque algunos políticos mienten más que hablan. Creo recordar que fue el ex-alcalde de Madrid, Enrique Tierno Galván, el que dijo que "los programas electorales están para no cumplirlos", lo que da una clara imagen de lo que son algunos políticos.
Pero no sería justo tampoco si no reconociera -o reconociéramos todos, porque aquí somos todos culpables-, que los programas electorales son algo que ningún español leemos. ¡Lo que nos faltaba! Con los programas electorales pasa exactamente igual que con el BOE o con cualquier otro boletín oficial, que no lo leemos ni cuando publican algo que nos interesa. ¿O ustedes conocen a alguien que esté suscrito al BOE? Sinceramente, creo que el BOE no se lo lee ni quien lo escribe.
Y yo, tampoco soy una excepción. Ahora bien, a todos nos llegan mensajes electorales porque todos ponemos la radio, o leemos el periódico y, por supuesto, vemos la televisión. Y ahí es donde más nos mienten. Y es precisamente ahí donde deberían poner más empeño los políticos en no mentir.
Llevamos un sólo día de campaña y viendo solo los distintos telediarios me he dado cuenta de que hay políticos en este país que, o bien no se han enterado de cual es la situación real, o bien nos toman por tontos de capirote. Bueno, también los hay que no se han enterado de que España, en treinta años, ha avanzado mucho y que el analfabetismo inicial ha dado paso a un nivel de formación bastante aceptable de los españoles, aunque por desgracia, y gracias a ciertas leyes educativas, esté volviendo a bajar.
De esta manera, tenemos a políticos de izquierdas cuyo único argumento para pedir el voto es infundir el miedo con aquello de "que viene la derecha" -después de estos últimos años casi da más miedo lo de "que vuelven a ganar los socialistas"-, como si la derecha no hubiera gobernado ya en este país, en comunidades autónomas y en ayuntamientos. A estos políticos les buscaba yo colocación en la empresa más grande de España (PARO, S.A., se llama).
Luego están los políticos que dicen que todo lo que está pasando en España es por la grave crisis internacional, afirmación con la que evidencian que no se han enterado de nada y que siguen sin enterarse -o peor, expresión con la que pretenden engañarnos una vez más, como hicieron en 2008 negando la existencia de la crisis-. Vamos a ver, es evidente que hay una gravísisma crisis internacional que, lógicamente, ha influido mucho en España, pero también es evidente que en España han influido otros factores que han agudizado esta situación. El primero y fundamental y casi único, la torpeza de nuestro gobierno -al que perteneció hasta no hace tanto Rub-al-kaba- que, primero negó la crisis y llamó traidores a todo aquel que decía que la crisis la teníamos encima, y luego vendió falsas recuperaciones y brotes verdes que nadie ha visto nunca. Todo ello hizo que no hicieran nada ante la crisis y lo poco que hicieron más valía que no lo hubieran hecho, porque lo único que consiguieron fue disparar el déficit público hasta los niveles que hoy tenemos -el famoso y no por ello menos inútil, plan E (ahora se comprende que significaba la E, E de estúpido)-. No ha sido hasta que la UE nos ha puesto deberes y muchos, cuando el gobierno ha hecho algo, de ahí que tengamos la mayor tasa de paro de la UE, que cierren cada día miles de empresas y de autónomos, que bajen las cotizaciones a la Seguridad Social, y que tengamos el déficit público que tenemos, y eso no es culpa de la crisis internacional. Basta comparar con los países de nuestro entorno.
Y, por último, están los políticos de los mundos de Yupi, los que a fuerza de repetir tonterías y sandeces acaban por creérselas todas y, además, pretenden que nos las creamos los demás. Y es que, cuando uno ya no sabe que decir porque en realidad nada tiene que ofrecer, hay que tirar de manual y arrogarse unos méritos que ni por asomo le corresponden, al menos en su totalidad. Así, he oído a una política hablar de que los socialistas trajeron la democracia, han traído el desarrollo, la modernidad, la educación y la igualdad, y que por eso se tenían que sentir orgullosos.
Sólo le faltó añadir que también habían traído la corrupción, el enchufismo -véase Andalucía-, los niveles de paro más altos de Europa cada vez que gobiernan, la ruina a este país por segunda vez -véase la situación de España en el año 1996-, a los etarras a las instituciones del Estado sin nada a cambio, la desesperación a numerosos hogares españoles, y la falta de credibilidad de España ante el mundo. Con todo ésto, a lo mejor se hubiera acercado más a la realidad de sus "éxitos".
En definitiva, por un lado, es difícil que las propuestas socialistas sean creíbles, máxime cuando vienen de las mismas personas que nos han llevado a esta situación; y, por otro, España necesita un cambio urgente, que llene de esperanza y de ilusión a todos los españoles, pero eso -y que no se confunda el PP- no es un cheque en blanco sino todo lo contrario. Tiene que ser una carga de responsabilidad aún mayor para que, desde el primer día, trabajen para darle la vuelta a esta situación. Si no lo hacen así, también los denunciaremos desde aquí.
Otro día, con más tiempo, les daré unas cuantas ideas de por donde pueden actuar para atajar la situación. No hay que ser un lince ni premio Nobel de Economía para saber por donde empezar. Pero eso será otro día; de momento seguiremos aguantando la campaña electoral.